Cuando la escasez agrede el alma o el cuerpo suele surgir la condescendencia con los frutos que se reciben. Así, le di estatura de pensamientos, ideas, ocurrencias, intuiciones o inspiraciones a producciones que no merecerían siquiera figurar como párrafos de relleno en épocas de vacas gordas.
Pero es así, la necesidad tiene cara de hereje y justificadas en esto quedaron consignadas las siguientes pildoritas, grageas o cápsulas, metáfora medicinal que sólo se refiere al tamaño, no a cuestiones de mayor complejidad:
"Gravedad, palabra equívoca
En el año 1023 un tal Hyeronimus Frenckel inventó un dispositivo antigravitario que no llegó a ser aplicado debido, en gran parte, a que la gravedad aún no estaba legislada y en un grado no menor a la censura de la Iglesia, dios la tenga en su santa gloria, que no podía tolerar semejante menoscabo a su monopolio estatal; es decir, celestial. No fuera el caso que alguno subiera por las suyas.
Los planos y la persona del inventor terminaron como, en ese tiempo, terminaban los planos y las personas de los inventores: bastante mal.
No
queremos hacer gracia de la desgracia ajena pero Hyeronimus Frenckel
hubiera usado mejor su tiempo si hubiese inventado un dispositivo
antiignición.
A
veces pienso que las cosas no deberían ser así.
Y
si esto me coloca en la incómoda situación de responder preguntas
obvias, responderé, anticipándome a los acontecimientos inevitables
que ¿Qué se yo?. Pero así no, de otra manera, distinto...
Cuando
te mueres te da una cosa muy, pero muy rara, como que te mueres.
Fuera de eso, no hay problemas.
A
veces, me levanto por las mañanas (otras veces no), salgo a la calle
(otras veces permanezco dentro) y sin explicarme porqué (ni donde),
experimento una sensación de vida pletórica (con una jocundez de
otros tiempos y otras literaturas), como una alegría muy, muy
grande. Es como si me sintiera intensamente saludable e
inexplicablemente feliz o inexplicablemente saludable e intensamente
feliz.
Pero
inmediatamente (o al poco tiempo), y antes de que los vecinos se
percaten (o antes de que tomen medidas de acción directa), miro a un
lado y otro (y enfrente), y me recompongo (o al menos disimulo con
vigor).
Los
políticos me encantan. ¡Son tan idiotas!
Detesto
a los políticos. ¡Son tan idiotas!
Lo
interesante de la multiimplicancia de los fenómenos sociales es que
llevan a que la idea de causalidad explique menos que la idea de
casualidad, derivando de todo esto un aumento de la confusión
general, fenómeno particular que se introyecta en la corriente
general de los fenómenos, realimentando el circuito, hasta producir
una acumulación cuantitativa que termina por derivar en un salto
cualitativo. Y así de escala en escala.
Para
muchos, el mundo natural no es un mundo de objetos, un
mundo utensilio, más o menos manejable, sino un mundo de
señales, signos, significados y hasta presagios.
Por
lo menos eso es lo que me parece percibir en esas noches en que la
luna baña con su candor pálido las callejas discretas de mi barrio
y “algo” me intuye desde la bruma y el vello de mi cuerpo, como
un solo hombre, o un solo pelo, se levanta tratando de llegar antes a
casa.
Existen,
por lo menos, dos maneras de hacer cualquier cosa. Por ejemplo, la
frase anterior podría haberse escrito así: “Existe una sola
manera de hacer cualquier cosa”.
Y
de esta manera se puede desarrollar maneras distintas en un modo
multiplicativo que dé para todos los gustos.
Hay
quienes piensan que las cosas se pueden hacer de una única manera
sin advertir que sólo están expresando una de las tantas maneras de
pensar algo.
Pienso
que la única manera de concebir todo esto es dando por sentado que
distintas maneras de concebir son posibles. De otro modo estaríamos
restringiendo innecesariamente las posibilidades y esta no es una
buena manera de encarar las cosas.
Esa
es la manera en que pienso y admite diversas maneras.
Existen
hombres que son visionarios porque están conectados a la tierra y
otros lo son porque están conectados al cielo.
Existe,
por otra parte, un número importante de hombres que por estar en la
luna de Valencia tienen visiones lunáticas, como es obvio y
manifiesto.
Y
no hay mucho más con respecto al tema de las conexiones, por lo
menos desde el encuadre desde el cual lo estamos analizando. Cambio y
fuera.
¿Usted
se ha puesto a pensar (lo dudo mucho) que si dentro de, por ejemplo,
trescientos años, alguien quiere hacer un estudio histórico de esta
época, tomaría como fuentes los noticieros de TV?
Josip Cross"
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